Resurrección, luz, tinieblas... ¡ qué complejo es todo !

- Comienzo con mi blog pensando en él como un nuevo proyecto en mi vida. Solo se me ocurre a mi empezar a organizarlo cuando más me aprietan las obligaciones, pero era una cosa que había dejado pendiente en mi vida, así que, allons-y!.
Como podéis leer debajo del título, lo único que pretendo con mi blog es que sirva para hacer un stop breve en vuestra vida, que las palabras dejen una marca personal a cada persona que lo leáis, que podéis estar de acuerdo o no con lo que dejo aquí escrito, pero siempre que os sirva como estímulo.
Personalmente, para mi será una experiencia de luz. Hace poco me aventuraba a escribir una frase que resume mi vida: quiero ser luz, quiero ser estrella. Pero no de esas que acaban al alcance de unas pocas personas privilegiadas sino que mi luz llegue a muchas partes, a muchas personas. No una estrella ausente, no esa que lo tiene todo, sino que sea esa que brilla en las noches más oscuras, o que descubres por casualidad en una noche en la que el cielo no muestra su belleza a causa de las nubes. Todas las personas tenemos la capacidad de ser luz. El dilema se sitúa entonces en que la vida te obliga siempre a vagar por caminos desconocidos. Todos los días existen encrucijadas en esos caminos. Todos los días podemos escoger ser luz, o bien, ser tiniebla... ¿Quién alguna vez no ha sido tiniebla? Yo misma puedo tirar la primera piedra.
A veces escogemos las tinieblas porque el precio de ser luz nos parece muy caro ¿verdad?. El precio de ser luz es expresarnos de forma humana, de forma entregada. El precio de ser luz es no guardarte la sonrisa, no guardar tu corazón. El precio es dejar a tu corazón enamorarse todos los días de todo lo bueno que te da la vida, pero también dejar que este se encoja un poco al descubrir que no todo el mundo es luz, que no todo el mundo es igual de humano. Exacto. No todo el mundo está dispuesto a pagar ese precio y prefiere aferrarse a lo propio. Pero el problema no es que a veces, solo a veces, escojamos ese camino, pues todo el mundo necesita en algún momento encerrarse en sí mismo y buscarse. El problema es cuando hacemos las tinieblas un hábito. Cuando nunca somos capaces de devolver un revés a la vida y preferimos escondernos. Perdemos lo mejor de las personas cuando nos hacemos ermitaños. Reconozco que es muy fácil hablar de ello, no tanto como salir, pero creerme, hay muchos más motivos para no hacer de las tinieblas un hábito.
Y a todo esto yo prefiero llamarlo Resurrección. ¿Por qué? Pues porque en algún momento todos descubrimos el calor que nos da ser luz, y entonces es como una adicción. Pasas de estar todo el día de mal humor, de no tener ganas de levantarte para nada, a ver que el día no tiene suficientes horas para hacer todo lo que te propones, a sentirte con la motivación intacta a pesar de que algunos días el camino se haga cuesta arriba.
¿Alguien, a parte de mi, ha experimentado esa sensación? Si es así te felicito. Seguro que ahora eres mucho más feliz.
Espero que mi pequeña luz os alumbre un poco en este pequeño espacio. Adoro contemplar la vida, sobre todo en esas noches de verano en las que se pueden contar las estrellas.
Como curiosidad y a modo de despedida, justo después de ponerle el nombre al blog encontré una canción de un grupo de rock-indie argentino con el mismo título. Espero que la disfrutéis. Hasta pronto

Pequeña luz - Cuentos Borgeanos
http://www.youtube.com/watch?v=uG8U7uzc-BQ


Fotografía de ic Hines, TWAN

Comentarios

  1. Gracias, Cristina, por aportar tu granito. Realmente entiendo cuando dices que las buenas esencias vienen en frasquitos pequeños... ;) Un gran abrazo; te seguiré leyendo.

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