La herida que crea la duda.

De nuevo, he vuelto al blog. Exámenes y un tiempo dedicada a los demás me han apartado de escribir, además de la poca inspiración que me acompañó estas últimas semanas. Hoy, y un poco también a modo de reflexión, resumen y homenaje a los días vividos de experiencia en un barrio de Valladolid, me he propuesto escribir algo.
¡Qué gran experiencia! Yo que iba con la intención de ayudar, y me he vuelto a casa sorprendida porque a quién le han echado un cable fue a mi...

Para que negarlo, estos últimos tiempos habían horadado mi corazón poco a poco, como el agua del mar dibuja a su antojo las costas, como la gota que cae sobre la roca se abre paso a través de esta. Las decepciones abren paso a las dudas, a muchas y variadas dudas. Mis pasos me han llevado a un cruce de caminos al que le faltan las señales que indican el lugar al que llevan. Además ha anochecido y mi lámpara poco a poco se fue consumiendo. No puedo esperar a que se haga de día, por eso la duda comienza a apretar, a incomodar y a herir. Así, a oscuras, se tiene que tomar la determinación de seguir caminando. El peligro es el de seguir por un camino que no llegue a ningún lado. Otra opción es pasar la noche al raso, y a la luz del amanecer ver si el sol naciente ilumina un poco de alguno de los caminos. Además, si espero, quizás algún caminante se encuentre con este cruce y sea capaz de ayudarme a encontrarme en el mapa. O, quizás debería darme un tiempo en este cruce. Quizás debería sacar la tienda de campaña, montarla y preparar una pequeña hoguera para el frío. Quizás debería hacer eso, y encontrarme a mi misma. Quizás mi mente viajó mucho más rápido que los sentimientos, o al contrario, y por eso me encuentro tan llena de dudas. Quizás porque me he perdido dentro de mi mundo, mi corazón tiene esa herida creada por las dudas y necesito un tiempo para descansar y dejar que cicatrice. Si, quizás sea solo eso. Quizás solo sea tiempo eso que necesito. Así como tenemos que descansar después de hacer un trabajo duro para que el cuerpo se recupere, el corazón necesita tiempo para que las heridas dejen de sangrar y poner actitud. 


Después de la experiencia del Campo de Trabajo, siento que al menos he dejado de sangrar, que en el caos de la duda, un poco de luz se ha atrevido a asomarse a la ventana. Todo gracias a los demás. Esos caminantes que se han cruzado estos nueve días, que se atrevieron a acercarse a mi, que picaron a mi tiendecita y me preguntaron si necesitaba algo. Todo gracias a esas personas que dejaron un poco de su vida en la mía.


En mi recuerdo hay miradas y gestos que me ponen los pelos de punta. Recuerdo cada realidad que he conocido, y como poco a poco calaron hasta lo más hondo, como el agua de lluvia cuando cae sutilmente. Recuerdo cada conversación que me hizo sentirme en conexión con algo muy profundo y universal: LA VIDA. Y cada vez que lo recuerdo, mi corazón lo acoge con ternura, como una madre a su hijo, y lo arrulla con una nana, lo envuelve en una manta, y encuentra ese calor tan cómodo que es el estar del lado de la luz.
Y recuerdo lo bonito que ha sido vivir en comunión con el resto, recuerdo como conseguimos hacer familia, lo cotidiano, eso que te hace sentir que la confianza es una persona más entre todos nosotros. 
Fui buscando ayudar y encontré la ayuda que necesitaba para mi camino. Espero que cuando la herida cicatrice vea a esas personas y una por una les vaya dando las gracias, pues no son conscientes de lo que me han dado. Mucho más de lo que yo podría ofrecer, eso seguro.

Nunca pensé que la duda hacía tanto daño. Ahora que lo se, en mis manos queda seguir caminando y seguir ofreciendo mi mano para aquellos que necesitan de mi. Cuando entrego mis manos a los demás, es cuando mi vida encuentra su mayor sentido. Y a pesar de todas sus dificultades... que bonita es la vida, eso sí, cuando se vive en comunidad y no en guerra.

Gracias, infinitas gracias por este tiempo compartido. Ahora toca actuar. Nos veremos, espero más pronto que tarde. Un fuerte y tierno abrazo.

"Dice el maestro: 
Cuando decidimos actuar, es natural que surjan conflictos inesperados. Es natural que surjan heridas en el transcurso de estos conflictos. Las heridas se curan: quedan las cicatrices, y esto es una bendición. Estas cicatrices permanecen con nosotros el resto de la vida, y nos van a ayudar mucho. Si en algún momento, por comodidad o por cualquier otra razón, la voluntad de volver al pasado es grande, basta con mirar hacia ellas. Las cicatrices nos mostrarán la marca de los grilletes, nos recordarán los horrores de la prisión, y continuaremos caminando hacia adelante."
Maktub

Comentarios

Entradas populares